De paseo por la ciudad: María 138
Regresamos este fin de semana a María Ciento38, un lugar que siempre te transporta lejos de la ruidosa Ciudad de México y que con sus aromas y sabores te lleva directo hasta las afueras de Palermo, en la bella isla de Sicilia, Italia.
Porque María Ciento38 cumple su quinto aniversario, y lo más importante es que mantiene la esencia que siempre ha buscado la nona, Antonnietta Di Pascuale, creadora del concepto que vive en una casona antigua del Siglo XIX.
Llegar a las 10 de la mañana en sábado o domingo y pasar al jardín en donde se ubica el comedor es salir de inmediato de la ciudad, a pesar de estar en uno de los barrios más antiguos y tradicionales, que en los últimos años ha tenido un resurgimiento: Santa María La Ribera.
Recién te instalas en tu mesa y de inmediato despertarás con un buen café Borbone italiano. Si quieres meterte de lleno en el sabor no dudes en pedir un Ristretto de 40 pesos, apenas 20 mililitros pero te van a despertar de golpe.
Para continuar y si necesitas más cafeína, un Americano de 40 pesos te servirá para acompañar un muffin de arándano. Aunque tampoco nos íbamos a ir sin probar un capuchino de 45 pesos con un chocolatín.
Ya con doble dosís de café y la sensación de calma en mi alma pudimos pasar a los platos del desayuno, con los dos más tradicionales del menú:
María: Pan de pizza con un huevo horneado, con queso mozzarella y salsa pomodoro arrabiata. Todo cocinado en el horno de leña. Una explosión de sabor que supera por mucho los 80 pesos que vale.
Y la segunda especialidad: Ciento38: Pan de pizza con huevo poché, salsa pomodoro, queso mozzarella, espinacas salteadas con ajo y tocino crujiente. Nuevamente todo el sabor siciliano en una minipizza de 95 pesos.
Un desayuno breve pero que te dejará con ánimos renovados para que sigas con este paseo por la historia, pues a 50 metros encontrarás la Alameda de la Santa María y su Kiosco Morisco, un monumento histórico que fue creado para el Pabellón de México en la Exposición Universal de 1884 en Nueva Orleans.
El Kiosco en sí tiene mil historias, pero sólo esperamos que las autoridades se den cuenta de su valor y se preocupen por darle mantenimiento.