Este pueblo mágico en Yucatán tiene bellos cenotes y edificios coloniales, además de zonas arqueológicas mayas y talleres de bordado que son una actividad ancestral. Visita Maní.

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Su nombre significa “Lugar donde todo pasó” o “día del venado”.

En sus tierras se conservan zonas arqueológicas de la ocupación maya como el cenote Xcabachen y los conjuntos arquitectónicos explorados en Tipikal.

Durante la Conquista siete frailes franciscanos, entre ellos Luís de Villalpando y Melchor de Benavente comenzaron la evangelización de Maní y con ello, la construcción de un convento, con una capilla abierta y una escuela de indios.

Hoy en día es uno de los conjuntos conventuales más importantes de la península que es el convento de San Miguel Arcángel, fundado en 1549.

Foto: Wikimedia Creative Commons

Construido entre el siglo XVI y XVII, de usó como materia prima las piedras de las construcciones mayas prehispánicas.

Se compone de un gran atrio rectangular, una capilla posa, una capilla abierta, la iglesia principal con cuatro capillas, un claustro, el recinto conventual, un huerto, una noria y los vestigios de la antigua escuela de indios.

En el interior de la iglesia y el convento se encuentran pinturas murales del siglo XVI y siete altares con cinco retablos polícromos del siglo XVII, que son ejemplares excepcionales del arte colonial mexicano.

El cenote Xcabachen
Poc Chuc
Arte textil, X’manikté que significa “siempreviva” y hace referencia a lo eterno. Es una de las técnicas de bordado más antiguas en Yucatán
Más de 30 meliponarios en el municipio, una actividad ancestral heredada por los mayas.